El hombre-león: la extraordinaria y misteriosa escultura de un pueblo prehistórico.

El 25 de agosto de 1939, dos hombres estaban excavando el fondo de una cueva en el suroeste de Alemania. La Segunda Guerra Mundial estaba por estallar y ambos -el anatomista Robert Wetzel y el geólogo Otto Völzing- acababan de recibir sus llamados al servicio activo. Era el último día en la excavación.

FUENTE: BBC Mundo




Cuando estaban a punto de empacar sus herramientas, descubrieron fragmentos diminutos de marfil de mamut que parecía haber sido tallado por humanos.
No había tiempo para examinarlos, así que recogieron sus cosas y se marcharon. 
Los fragmentos quedaron guardados en el Museo de Ulm.





Mensajes hallados en una cueva patagónica de Argentina



Las pinturas rupestres del Alero de Charcamata (Santa Cruz) tienen una antigüedad de entre 5400 y 9000 años. El Alero de Charcamata en Santa Cruz se declaro patrimonio nacional, el sitio tiene pinturas de hasta 9000 años atras.



Existe en la Patagonia, concretamente hacia el oeste de la provincia de Santa Cruz, un imaginario visual de extraordinaria riqueza patrimonial e identitaria (aunque la palabra no exista en el Diccionario de la Real Academia Española). Son pinturas rupestres –manos, hombres, animales, instrumentos de caza– que los antiguos pobladores dejaron como prueba de su existencia y su legado para el futuro. Se ubican en una formación rocosa, en la cuenca del Río Pinturas, exactamente en el Alero (saliente, galería) de Charcamata I y II.
No todas las etnias que eligieron esa representación simbólica de su cotidianeidad están identificadas. Carlos Aschero, el arqueólogo y científico más reconocido hoy por sus estudios en el Río Pinturas, Santa Cruz, sostiene que este testimonio elocuente no es herencia de los tehuelches, sino de otros pueblos ancestrales, cuya antigüedad se sitúa entre los 5400 y los 9000 años.
Aschero trabajó mucho con el legendario y ya fallecido Carlos J. Gradin, el primero en dar la noticia al mundo científico, en 1964, de la existencia de la Cueva de las Manos, ubicada en ese cañadón lacustre, entre Perito Moreno (no el famoso Glaciar ubicado en cercanías de El Calafate, más al sur) y Bajo Caracoles. Fue declarada patrimonio cultural de la Humanidad por Unesco en 1999. Entonces Gradin escribió en Recuerdos del Río Pinturas: “Cruzamos el río y levantamos el campamento en una rinconada de las bardas (…). Enseguida fuimos a mirar las pinturas. Salvo una que otra exclamación, nuestra admiración fue de silencioso respeto”.
Ahora mismo en el Alero de Charcamata –patrimonio histórico nacional conforme la declaratoria de la Comisión Nacional de Patrimonio, a cargo de Teresa Anchorena– Aschero se sigue maravillando por el legado cultural de los pueblos nativos que superpusieron sus respectivas cosmovisiones, siempre alrededor de lo que constituía su actividad principal: la caza y el guanaco.

Recuerdos en la piedra

Una charla con el arqueólogo arroja que aún hay mucho por saber, aunque lo que hoy se conoce del enclave es muchísimo, desde la perspectiva científica. La región no sólo importa por su riqueza cultural y patrimonial. Está ubicada donde la provincia es rica en yacimientos metalíferos (oro y plata). Una declaratoria protege el lugar de una depredación comercial y de la destrucción de los sitios arqueológicos. Por eso, la presidenta de la Comisión Nacional invitó al subdirector general de Unesco para la Cultura, Francesco Bandarin, a recorrer el Alero de Charcamata, porque dadas las representaciones rupestres allí existentes, bien podría incluirse como patrimonio mundial en el mediano plazo, y formar con la Cueva de las Manos un conjunto mejor protegido.
Los arqueólogos son reacios a abrir conjeturas sobre el terreno que pisan. Por eso, si uno insiste en preguntarles cuáles son los pueblos originarios que dejaron legados trascendentales, dirán que hasta el presente se sabe que los pobladores que habitaron esos refugios rocosos de Charcamata convivieron con el arte rupestre que dejaron sus antecesores y estos con el de otros. Así, hasta remontarse a 5400 años atrás.
Carlos Aschero respondió desde Tucumán, donde vive y desde donde se mueve por todo el país buscando vestigios de quiénes fuimos para conocer mejor quiénes somos. “Las pinturas en el gran abrigo rocoso, debajo del cual pasa el arroyo Charcamata, fueron realizadas hace más de 5000 años, aproximadamente, y son posteriores a las más antiguas de la Cueva de las Manos. O sea, a las escenas de caza que en la Cueva empiezan hace 9300 años. En Charcamata II, que es el gran Alero (mayor que el denominado Charcamata I) hay dos estilos: Cueva Grande y Charcamata”, cuenta el científico.
Subraya que “ambos aleros tienen representaciones de guanacos, guanacas preñadas, figuras humanas muy esquemáticas, negativos de manos y signos no figurativos. Pero ya no hay aquí escenas colectivas de caza como en la Cueva de las Manos. Sólo alguna escena de caza individual. Son pinturas que tienen su mayor despliegue iconográfico en los sitios mencionados. Y de estas hay algunas representaciones aisladas en la Cueva”.
Aschero señala que de las poblaciones autóctonas que habitaron la cuenca del Río Pinturas se sabe poco. Teresa Anchorena menciona que existió una llamada “ruta del guanaco”, detrás del cual iban los nativos para obtener de ellos la carne y la piel para protegerse de la inclemencia climática de la Patagonia. Y sostiene que ese trazado iba desde el Atlántico, cuyo clima en determinada época del año era más benigno, que en el oeste de la región, hasta casi el pie de la Cordillera. De allí que ambos aleros y la Cueva de las Manos pudiera ser refugio de los pobladores originarios.
El paisaje que recorren las pinturas del Alero de Charcamata II está referido a la caza, a las estrategias que aplicaban los nativos para capturar a los guanacos y huemules (hoy inexistentes, pero representados en el sitio), a las huellas que ellos mismos recorrían, no en forma de pisadas sino de líneas de puntos, y a la vida cotidiana. “No sabemos bien aún acerca de la etnia o población que produjo este arte rupestre. En todo caso, son pretehuelches. Poco se sabe de las poblaciones originarias del Río Pinturas. Es posible que en alguna época histórica haya vivido una parcialidad tehuelche conocida como los metcharnuwe, que significa ‘gente del país de la resina’, en alusión a la resina del molle (schinus molle), muy usada por los indígenas. Cuando los primeros colonos europeos llegan al Río Pinturas, encuentran familias tehuelches que procedían del norte de la Patagonia y habrían llegado tras las avanzadas de la Conquista del Desierto”, dice el arqueólogo.
Poco recoge la crónica periodística o la literatura de viajes de este conjunto patrimonial de invaluable riqueza; quizá haya más estudios académicos, pero por lo menos, dice Aschero, el trabajo sobre las pinturas rupestres y la arqueología de Charcamata II está en el libro de Gradin y Ana María Aguerre, titulado Contribución a la arqueología del Río Pinturas.

Figuras humanas muy esquemáticas, manos, animales (guanacos): figuras que datan de entre cinco y nueve mil años.


En busca del reconocimiento

Junto a especialistas santacruceños y Teresa Anchorena –presidenta de la Comisión Nacional de Patrimonio–, Francesco Bandarin –subdirector de Unesco en París, que acompaña a la flamante directora general, la francesa Audrey Azoulay (ex ministra de Cultura de su país)– estuvo en el Alero de Charcamata II y en la Cueva de las Manos hace poco tiempo y, aunque sin confirmarlo, les dijo a los funcionarios que no veía obstáculo para que la declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad –que posee la cueva mencionada– pueda extenderse al Alero, pues constituyen un conjunto arqueológico.
En diálogo con Bandarin, que quedó impresionado con el arte rupestre de Charcamata, Aschero narra apasionadamente lo que los arqueólogos han deducido: “Ese animal, allá arriba, deben haberlo pintado usando quizá una escalera de palo. Algunos tienen dedos cortos, no sé si serán amputados. Hay mucho para estudiar acá. Los colores rojos pueden ser un punto de oxidación. Hay muchas superposiciones. Esos palotes esquemáticos son hombres. Algunos tienen el famoso lazo bola que llevan en el hombro. Hay también figuras incompletas y otras de lagartos de períodos muy tempranos. Los australianos tienen mucha experiencia en detectar los años de las pinturas. Lo sorprendente es cómo se conservaron hasta hoy. Estas pinturas tienen una técnica de fijación extraordinaria, muy importante. Donde hay un cazador y un guanaco es pura demarcación de los sitios. Es todo muy hermoso”.
Dice Aschero al respecto: “El objetivo de la visita de Bandarin era que viera el estado de conservación y las características de las pinturas rupestres, tanto del Alero como de otros sitios del área para ampliar la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta región guarda valiosos testimonios del arte rupestre (una secuencia completa entre los 9400 y los 500 años a. C.), así como de la arqueología de los cazadores y recolectores que la habitaron desde hace unos 10.500 años”.
Los arqueólogos como Aschero siguen el rastro de los patrones que se reiteran en el imaginario rupestre, en su diseño, e incluso en los elementos de piedra que encuentran, para poder así extraer conclusiones científicas sobre su organización social, los espacios que habitaban, la circulación de los grupos familiares y especialmente sus interacciones.
Si bien la Cueva de las Manos, a partir de la declaratoria de Unesco, se convirtió en uno de los sitios más visitados por el turismo que llega a la Patagonia, la ampliación de esa resolución siempre sobrecoge a los arqueólogos. Si un incremento del turismo puede hundir Venecia, cómo no preocuparse por una cuenca de sitios arqueológicos perdida en la meseta patagónica. “El turismo sólo puede llegar con guías. Les espera una larga caminata. No hay otra forma de entrar si no es con guías, que están al tanto del valor patrimonial de estas pinturas y conocen el camino. Esta modalidad de acceso ha permitido su preservación”.
Tras su visita a Charcamata y la Cueva de las Manos, con una abultada carpeta de la cuenca del Río Pinturas, Bandarin volvió a París. Su mandato en Unesco caduca en febrero del año próximo. Habrá que ver si para entonces ya echó a andar la ampliación de la declaratoria de patrimonio cultural de la Humanidad, la que reforzaría la protección que actualmente tiene de la provincia de Santa Cruz y del Estado nacional.


La simple razón por la que se extinguió el hombre de Neandertal




Los científicos no habían establecido hasta ahora una razón para la extinción de los neandertales.
No lo causó un cambio climático abrupto ni la superioridad del homo sapiens con el que convivió hasta que dejó de existir. Un nuevo estudio ofrece una explicación alternativa.

FUENTE: Infobae

El hombre de Neandertal apareció en Europa hace unos 400.000 años. Y durante un tiempo, entre 51.000 y 39.000 años, compartió el espacio con el hombre moderno. Pero al final de ese período sólo quedó el homo sapiens.
Los científicos han especulado sobre las razones de la extinción del homo neanderthalensis. ¿Había algo en su ADN que los hizo más vulnerables? ¿Fuimos nosotros más inteligentes o capaces de asegurar el alimento? ¿Hubo un brusco cambio climático al que no se pudo adaptar?
La búsqueda de una causa distintiva terminó con la publicación de una nueva hipótesis en la revista Nature: "Aquí mostramos que una cuadro de migración y un cambio neutro desde el punto de vista de la selección de las especies predice el reemplazo de los neandertales", dice el trabajo que encabezaron los biólogos evolucionistas de la Universidad de Stanford Oren Kolodny y Marcus Feldman.
El nuevo modelo presenta una "alternativa austera" a la idea de algún factor externo o una ventaja selectiva, se explica: no fue necesario un cataclismo ni tuvo el hombre moderno alguna superioridad sobre aquellos primos homínidos. Simplemente, la dinámica poblacional causó su extinción.
"Todo el mundo buscaba una explicación especial sobre por qué una especie llevó a la extinción de la otra", dijo Kolodny a The Washington Post. Pero el científico comenzó a explorar el camino opuesto, luego de que él y muchos otros no lograran nunca encontrar esa razón impecable: ¿y si no la había?
La propuesta que resultó "es el modelo más simple que podemos crear sin suponer nada difícil de probar, como la selección o el cambio climático", agregó. Nada más —y nada menos— que lo que "hubiera pasado por defecto".


La migración constante del homo sapiens desde África selló el destino del hombre de Neandertal.


El estudio desarrolló además: "Sugerimos que aunque la selección y los factores ambientales pudieron o no haber jugado un papel en la dinámica entre las especies del Neandertal y el humano moderno, el reemplazo eventual del Neandertal estaba determinado por la migración recurrente de los humanos modernos desde África hacia Eurasia".
Los investigadores utilizaron los datos conocidos sobre los tamaños de las poblaciones de estos antiguos homínidos y los patrones de migración. También incluyeron en el cálculo el funcionamiento habitual de la ecología, lo cual implica, por ejemplo, que dos especies no pueden compartir el mismo nicho. Así simularon las interacciones entre el homo neandertalensis y el homo sapiens en Europa durante el Paleolítico.
"Al comienzo de la simulación, Europa está habitada por 'bandas' de neandertales que se mueven al azar. Cada vez con más frecuencia, una banda de humanos modernos migra desde África y se une al desorden europeo", explicó la periodista Sarah Kaplan en The Washington Post. "Las bandas de las dos especies tienen la misma probabilidad de desplazar a la otra: ninguna tiene una ventaja desde el punto de vista de la selección natural".


Aun si no tuviera ventajas selectivas, la migración del hombre moderno hubiera sido demasiado para los neandertales.


Dado que los homínidos son generalistas, no se especializan para crear un nicho similar pero diferente, una de las dos especies tenía que terminar extinguida al final de cada simulación. Además, no hay pruebas arqueológicas que apunten a la superioridad del hombre moderno, ya que para los estándares paleolíticos los neandertales eran sofisticados: creaban herramientas y joyas, decoraban las cavernas, cuidaban a los enfermos y los ancianos.
"Kolodny y Feldman realizaron la simulación cientos de miles de veces, cada vez cambiando los valores de numerosas variables diferentes para reflejar la incertidumbre de los científicos sobre este período de la historia humana", esribió Kaplan. "Pero en la gran mayoría de los casos, bajo una gran gama de variables, la situación terminaba con la extinción de los neandertales en unos 12.000 años".



Los patrones de movilidad de los neandertales no pudieron con la llegada del homo sapiens.


El goteo constante de la inmigración del humano moderno desde África fue más de lo que pudo soportar su antepasado.
Lo destacable del trabajo es que, sin descartar que el homo sapiens pueda haber tenido alguna ventaja que se desconoce, o que un cambio climático haya intervenido, prueba que el destino del hombre de Neandertal no hubiera cambiado. "Inclusive sin selección o cambio ambiental, el final hubiera sido el mismo. Es una distinción sutil pero importante", dijo Kolodny.


El guardián del fuego