Leve desmoronamiento en la cueva de Altamira

El techo de la cueva de Altamira sufre una "ligera caída de roca y pintura"

El consejero de Cultura, Ramón Ruiz, alerta de una "fragilización" de determinadas zonas del techo fruto de "goteos" cuyo origen no se conoce de forma exacta


Los informes técnicos de Altamira -al norte de España- revelan una "fragilización" de determinadas zonas del techo de la cueva, con "ligera caída de roca y pintura". El consejero de Cultura, Ramón Ruiz, aportó ayer en el Pleno del Parlamento una serie de consideraciones sobre el estado de conservación de la cueva que no habían salido a la luz tras la última reunión del Patronato, hace dos semanas.
Añadió que esa caída es fruto de "goteos" que se producen entre los meses de febrero y junio y cuyo origen no se conoce de forma exacta, aunque apuntó que podrían deberse a filtraciones, condensaciones o a una colonia bacteriana, algo "que habrá que estudiar". 
José María Ballester, coordinador de la comisión que se ocupa del Plan de Conservación Preventiva de Altamira, matizó a este periódico las palabras de Ruiz e indicó que "desde hace cuatro años se ha detectado un goteo" en el interior de la cueva y que se trata de gotas "con pigmentos, no con pinturas, y con microscópicas rocas, como granitos de arena, que han sido analizadas en el laboratorio".
Éste es uno de los cuatro problemas detectados por la comisión, según enumeró el consejero, a partir de los cuales se ha acordado modificar la distribución de las visitas a la cueva, manteniendo el mismo número anual –ahora acceden cinco personas cada viernes por sorteo–, pero con un cambio en los flujos de acceso. La decisión del Patronato, tal y como se anunció el pasado 6 de junio, es cerrar la entrada entre febrero y junio, periodo de mayor riesgo para las pinturas, y compensar los cupos el resto del año.
Otro de los problemas es una colonia de microorganismos que se ha detectado y sobre la que se están estudiando qué tipo de actuaciones tomar. El tercero es un aumento de la temperatura de la cueva entre medio y un grado, aunque no se puede certificar si es debido a la presencia humana. Y el cuarto problema está relacionado con la cubierta exterior de la cueva, donde se analizarán las canalizaciones y la vegetación por si fueran el origen de las filtraciones que están provocando la caída de roca y pintura.


Transparencia

Ramón Ruiz ofreció todas estas explicaciones en el Pleno del Parlamento en respuesta a una interpelación del PP sobre la última reunión del Patronato de Altamira. El diputado popular Iñigo Fernández pidió al consejero que informara sobre cuál es la situación de la cueva en la actualidad, que explicara la posibilidad de modificar el régimen de visitas en el futuro y que desgranara los acuerdos adoptados en la última reunión del Patronato, ya que "todos los asuntos relacionados con Altamira, nuestro principal patrimonio, aquello que nos pone en el mapa, en ningún caso pueden conducirse con secretismo". "Hablemos de Altamira con naturalidad y apostemos por la transparencia", aconsejó Fernández.
Y el consejero recogió el guante y reveló esos informes técnicos, incluida la preocupante caída de pintura y roca del techo que obligará a dar más explicaciones.
Ruiz relató que, en función de todos estos condicionantes, se tomó la decisión en el último Patronato de «mantener» la carga anual de público, pero suspender las visitas en los meses en los que la cueva «sufre más», entre febrero y junio. En definitiva, que «en la medida de lo posible», la cueva pueda ser visitada por «el mayor número» de personas, siempre y cuando no se ponga en riesgo y «no haya contradicción» con los informes de la comisión de seguimiento del plan de conservación. De hecho, explicó que los técnicos ya habían tomado medidas, con la reducción del tiempo de presencia en la cueva para la investigaciones científicas y con la división del grupo de cinco personas a la semana que visita la cueva, en uno de dos y otro de tres visitantes.
El titular de Cultura defendió que el criterio del Gobierno de Cantabria con respecto a Altamira es de "cautela" y de no poner en riesgo un patrimonio cultural, criterio que encaja dentro de la decisiones del Patronato de mantener el régimen de visitas pero modificando los flujos de entrada y de investigar los problemas «para ver si podemos, en el próximo Patronato, tomar otra decisión".






Las pinturas rupestres más antiguas, en España

Un grupo internacional de científicos, dirigido por el Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Bristol, ha determinado que las pinturas rupestres que pueden verse en las cuevas de Altamira y en otros sitios del norte de España, son 10 mil años más antiguas que lo que se creía hasta el momento; lo que las convertiría en las huellas artísticas de esta índole más primitivas de las que se tenga registro.
Este dato, según el artículo publicado en portada por la revista Science, además de atribuir valor a las pinturas encontradas, agrega complejidad a la historia del arte: si realmente las pinturas encontradas, por ejemplo, en la cueva de El Castillo, fueron realizadas hace 40.800 años, entonces sus autores habrían pertenecido, no a nuestros antepasados directos, sino al hombre de Neandertal. Lo cual, advierten los especialistas, nos obligaría a modificar muchos de los conceptos que tenemos acerca de las primeras poblaciones humanas en Europa. Y esto, a su vez, pone en duda las nociones primarias acerca del humano, según las cuales la capacidad cognitiva para producir obras artísticas lo habría diferenciado de sus “parientes” más arcaicos.


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